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martes, abril 03, 2007

La gestión del agua en Ghana: ¿un asunto típicamente africano?

Tras la descolonización el gobierno ghanés fundó, al estilo de todos los nuevos gobiernos de la descolonización, una empresa pública de aguas llamada Ghana Water and Severage Corporation o GWSC. Esta organización estaba tremendamente burocratizada, lo que impedía la una gestión eficiente de los recursos. El Banco Mundial, a iniciativa del gobierno ghanés, propuso un plan de descentralización que se llevó a cabo desde los años 1970 hasta 1985. La descentralización no resultó adecuada y provocó que el servicio quedara en manos del gobierno militar, alejándolo aún más del ámbito ciudadano.

Durante el gobierno militar los Programas de Ajuste Estructural serán aplicados. La GSWC será reestructurara y terminará por asociarse, en el marco de dichos programas, con la compañía británica Thames. Para poder pagar a la compañía británica los servicios de gestión, Ghana tuvo que solicitar un crédito al Banco Mundial, y terminó por abonar a la empresa 13 millones y medio de dólares. El programa de gestión se puso en práctica hasta 1997, en que fracasó en su objetivo principal de suministrar agua potable a los ciudadanos.

En 1993 el gobierno, presionado por el Banco Mundial, decide poner en marcha el programa de privatización del agua. Con este programa las poblaciones rurales terminarán por verse desabastecidas al quedar establecida una tarifa imposible de pagar por ellos. En 1996, GWSC se pone en venta y está a punto de ser comprada por Azurix, filial entonces de Enron, pero se destapa un caso de corrupción en la negociación que implicaba a un ministro y el escándalo rompe la venta.

El siguiente paso será la creación de una Comisión de Recursos Hídricos, la cual se encargará de conceder derechos y permisos para la gestión del agua. En 1999 se crea la Ghana Water Company Limited GWCL, de responsabilidad limitada y que se hace cargo efectivo de 69 sistemas de suministro los cuales serán puestos a la venta por un periodo de 10 y 25 años.

Buscando una mayor financiación de la compañía, el Banco Mundial y el gobierno ghanés proponen la privatización de la GWCL. Sin embargo el mercado no es capaz de cubrir la oferta necesaria. Así las condiciones se van rebajando hasta que el Banco Mundial ofrece un contrato de arrendamiento por 5 años, donde los riesgos serán asumidos por las entidades públicas y los beneficios serán dirigidos a la empresa privada. La empresa podrá retirar el 100% de sus beneficios sin ninguna obligación de reinvertir en el sistema. Por lo tanto, independientemente de lo que ocurra el gobierno se endeudaría más y el sector privado recogería los beneficios. De esta manera la presión para recaudar el dinero necesario para la ampliación y mejora del sistema, si no sale de la compañía privada, es evidente que saldrá de los aumentos de las tarifas. Para que los ciudadanos acepten esta subida, el Banco Mundial está negociando con algunos jefes tribales ofreciéndoles préstamos de 30 millones de dólares. Estos jefes no poseen ningún mecanismo de rendición de cuentas y, por tanto, no deben dar explicaciones ante los ciudadanos, que verán aumentar su factura del agua hasta puntos donde no pueden aguantar.

La privatización de la GWCL ha sido catastrófica. Los cortes en el suministro son constantes y los verdaderos beneficiados de esto son los vendedores privados de agua que, transportándola de manera insalubre en camiones, la venden a un 600% más cara. Esto ha provocado un rebrote de una enfermedad como el gusano de Guinea que se creía ya extinguida.