Acodado en las estanterías más de moda de cualquier sección de ciencias
humanas, el libro de Jean Ziegler se está convirtiendo en uno de los más
difundidos del momento. La figura del que fuera Relator Especial de Naciones
Unidas para el Derecho a la Alimentación se ha transformado en una de las voces
globales más críticas con el actual modelo de globalización. Estas voces ya
existían hace tiempo, pero su popularidad es directamente proporcional a la
profundización de la crisis sistémica de la Unión Europea y de sus economías
nacionales.
Ziegler presenta en este libro un alegato a favor de aquellos que pasan hambre.
No es un alegato furibundo, sino reflexionado, sosegado e impertérrito frente a
los enemigos del Derecho a la Alimentación. Escrito desde una concepción
socialdemócrata de la globalización, que el autor no tiene miedo de esconder, Destrucción masiva sitúa las diferentes
realidades del hambre en el mundo y conecta con las diferentes prácticas,
locales y globales, que hacen de éste un problema permanente.
La primera idea de Ziegler es sencilla, pero de su sencillez se levanta con
fuerza y arrastra cualquier argumentación en contra: el hambre es un problema
humano, y por tanto el hambre tiene solución. A partir de este argumento sólo
nos queda entender cómo y quiénes impiden que la alimentación global de la
humanidad sea posible.
Existe durante todo el discurrir del libro una defensa de las instituciones
de las Naciones Unidas como herramientas absolutamente válidas para la
consecución de la alimentación global y, sobre todo, como garantes del trabajo
humanitario y de emergencia. En especial de la FAO y el PMA salen
extremadamente reforzadas en sus páginas, frente al ataque que ambas
instituciones sufren en el mainstream internacional.
Se combaten otras ideas hegemónicas, popularizadas por la caridad mal
entendida y los medios de comunicación globales –vinculados éstos a fondos de
inversión responsables en gran parte del estado del hambre a nivel global. Por
ejemplo la idea malthusiana de que el
problema del hambre es un problema de superpoblación, idea que se muestra
impotente ante el análisis de la realidad que realiza Ziegler.
No se evitan temas actuales y polémicos como la promoción de los
biocombustibles o la venta de tierras a gran escala en los países del Sur. De
hecho, no salen bien parados algunos ídolos de la contrahegemonía global como
el expresidente brasileño Lula da Silva quien por una parte ponía en marcha
programas muy ambiciosos para doblegar el hambre nacional y global –en este
caso apoyado por la presidencia de Rodríguez Zapatero- y por el otro fomentaba
la dedicación de tierras de cultivo a la fabricación de biocombustibles.
El libro es principalmente un texto de divulgación política, y no un
estudio especializado. Fruto de ello durante todos los capítulos se salpican
anécdotas y experiencias vividas por el autor, que si bien aligeran la lectura,
rompen un poco la marcha del argumentario y, en ocasiones, pierden al lector en
tanto en cuanto no aportan nada o casi nada. Especialmente exasperante es, en
este sentido, la descripción física de cada mujer que se encuentra en sus
páginas. Por el contrario, la mayoría de las descripciones de los hombres
terminan siendo puramente administrativas, elogiando a los personajes según sus
encuentros y contradiciéndose en ocasiones, como en la figura de Abdoulaye Wade
–expresidente de Senegal- quien recibe elogios genéricos –e inmerecidos- en
unas páginas para ser masacrado unos cuantos capítulos más allá.
No aporta mucho al debate global el libro de Ziegler aunque sí constituye
un estupendo esfuerzo por difundir al público mayoritario la problemática del
hambre. Es un libro de poca profundidad que otorga pistas al público no
especializado para continuar rascando en el tema, identifica a los enemigos del
Derecho a la Alimentación y, sobre todo, desmitifica el problema del hambre a
nivel global, desculpabilizando a los hambrientos del mundo. Y deja claro que
aún en el mundo actual de las tecnologías de la comunicación, a nivel global
pero también a nivel local, la revolución continúa siendo una revolución por la
tierra y los bienes de producción agrícola. Preciosa lección en estos tiempos
postmodernos que nos recorren el cuerpo.
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Jean Ziegler, profesor de sociología en la Universidad de Ginebra y en la Sorbona de París, fue durante ocho años (2000-2008) Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación.