Foto de Patrick Rodwell |
¿Qué rol juega en el
sistema internacional un país como China? Esta parece ser la cuestión sobre la
que giran los grandes debates en Relaciones Internacionales. Hasta qué punto
China será capaz cambiar el sistema actual y convertirse en la potencia hegemónica
mundial. Los estudios se suceden, y se multiplican, anunciando que para tal o
cual año China superará a Europa o a Estados Unidos en tal o cual competición. Su ascenso a dominador
mundial parece inexorable. Pero pocos parecen hacerse una pregunta clave:
¿hasta qué punto quiere China ser esa potencia dominante que todos dicen que
será?
Han pasado ya muchos años
desde que Mao falleciera, pero el tono general de la política exterior china
sigue siendo el mismo. China combina un poder blando (soft power) y una tremenda apuesta multilateralista. Parece querer
evitar que se la identifique como la potencia dominante, incluso a costa de
renunciar a algunos de sus intereses –firmó acuerdos con vecinos suyos
desistiendo a aspiraciones territoriales que había mantenido durante décadas. Si
Gran Bretaña empeñó su política del siglo XIX en evitar alianzas lo
suficientemente fuertes que jugaran en su contra, la lógica de China ha sido
siempre la de mantener un juego en el que nadie haga alianzas contra ella.