La foto es, como tantas otras veces, de Eva |
Los boicots políticos han
afectado al deporte en muchas ocasiones. Desde los boicots de ida y vuelta que
se hicieron la URSS y Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de Moscú 80 y
Los Ángeles 84, hasta el boicot norcoreano a los Juegos de Seúl en el 88. Sin embargo cuando pensamos en el boicot
deportivo por excelencia giramos nuestra visión hacia el caso de Sudáfrica,
quien no pudo competir desde 1964 hasta 1992 en los Juegos Olímpicos. Hasta que
el régimen del apartheid finalizó.
Una característica común
a todos los boicots deportivos es que vinieron acompañados de decisiones
políticas de peso. No sólo fueron decisiones deportivas. La protesta contra la
invasión soviética de Afganistán. El clima de tensión de la Guerra Fría. Las
sanciones políticas y económicas contra la Sudáfrica del apartheid. O el inacabable conflicto en la península de Corea.