AVISO

sábado, febrero 28, 2009

Manual para unas elecciones libres

"La opinión de que los pobres son propensos a generar revueltas contra el subdesarrollo y, al mismo tiempo, a atraer líderes criminalmente violentos y vengativos es extremadamente importante para la paz liberal. Si la revuelta es legitimada e invita a la alianza estratégica, la necesidad de separar a los dignos pobres de sus líderes indignos subraya la urgencia de la intervención."

Mark Duffield
Las nuevas guerras en el mundo global

jueves, febrero 26, 2009

Ciencia de no ficción

Philip K. Dick era un escritor estadounidense de Ciencia Ficción que murió a comienzos de la década de los 80 en Santa Ana, California. En sus novelas, siempre había presente el vínculo inquietante de la irrealidad contada por él y la realidad que observamos en el mundo que nos rodea. En una de sus mejores novelas, El hombre en el castillo, Dick nos cuenta una Historia paralela de la segunda mitad del siglo XX. Situándonos en el fin de la Segunda Guerra Mundial, en donde una Alemania Nazi se ha hecho con la victoria y es la potencia que dirige el mundo, Dick nos enseña un continente africano masacrado por los experimentos científicos de los alemanes y un Mediterráneo sin agua, arrasado y transformado en un mero campo de cultivo de comida para los directores del Imperio.

Desecar un mar como el Mediterráneo para establecer tierras de cultivo como imaginó Dick no sería lógico en el mundo real. ¿Para qué hacerlo cuando tienes un continente un poco más abajo con un gran cartel de “En Venta” colgado del cuello?

A través de un blog que sigo desde hace no mucho pero que encuentro tremendamente interesante por su gran labor de difusión, África en el mundo, me termino de enterar de una noticia de la que había leído poco pero que me parecía tremendamente interesante. Ya hace días que vienen sucediéndose disturbios en Madagascar. Allí, una oposición campesina bien organizada se enfrenta al gobierno de Marc Ravalomanana por permitir que empresas coreanas como Daewoo compren hasta un 40% del territorio cultivable del país para dedicarlo exclusivamente a la agricultura de exportación.

Conocía a Marc Ravalomanana en la World Water Week celebrada en Estocolmo el año pasado, donde me pareció un político insulso, sin apenas conocimiento del estado de su país en materia de saneamiento –hecho que se debatía en aquel panel- y que, pese al gran protagonismo que le dieron los demás ponentes, su figura quedó empequeñecida ante la postura política y moral de otra de las asistentes: Mamphono Khaketla, Ministra de Lesoto. En cualquier caso, ninguno de los que allí estuvimos salimos con la impresión de que Ravalomanana no tuviera interés por el bienestar de la gente de Madagascar. Parecía haber aprendido lecciones de sus compañeros políticos africanos y, ante el difícil reto del saneamiento en su país, tomado iniciativas que podrían muy bien funcionar.

Sin embargo, parece que ante la presión del gran concepto moderno como es la Propiedad Privada, Ravalomanana ha declinado cualquier vocación de servicio público y no ha sabido imponerse ante las transnacionales que van a impedir a Madagascar disfrutar de una soberanía alimentaria que si ya resulta imperdonable en tiempos de vacas gordas, en tiempos de crisis es injustificable.

Y todo esto, me dirán Uds., porque unas empresas ejercen su libre opción de compra sobre unos terrenos en venta y porque, además, ejercen su libre decisión de dedicar sus cultivos al mercado internacional en lugar de a los mercados internos. Todo esto porque, según estiman los gurús de la ciencia económica internacional, se cumplen las predicciones liberales y se ajustan los mercados. En la división internacional del trabajo que se promueve desde diversas instituciones internacionales y que los gobiernos africanos parecen empeñados en aceptar –véase la creación del NEPAD en un ejercicio de extraversión inigualable-, cada país se volvería rico produciendo aquello para lo que esté especialmente preparado.

En el caso del Madagascar post-Daewoo, pareciera que su especialidad sería el cultivo y el comercio de grano transgénico. Algo que seguramente no podría ser especialidad de ningún otro país. Además, Madagascar compraría su maíz transgénico a las empresas transnacionales, ancladas en otro país que se dedicaría al I+D de estos productos.

Bien, claro. Aquí nos encontramos a Madagascar, introduciendo grano transgénico en un mercado internacional ávido del mismo para consumo humano y para biocombustibles. Le pagarían bien, cabría pensar. Sin embargo el precio del grano de Madagascar, como el de todos los productos agrícolas, se decide en las bolsas de Nueva York, Londres o Frankfurt, lugares donde no suele haber grandes fortunas provenientes de Madagascar que potencien la venta a precios altos. Allí, en las bolsas, lo que suele haber son cárteles de inversores que deciden cuánto estarían dispuestos a pagar por la cosecha según intereses puramente especulativos y en absoluto siguiendo los criterios de libre mercado que avalan la conversión de Madagascar en una potencia del grano.

Está bien. El problema entonces sería que la información de los mercados y el acceso a los mismos no es igual acceso a todos. ¿Significa esto que una vez solucionado dicho problema Madagascar puede convertirse tranquilamente en productor de grano transgénico y crecer, crecer y crecer económicamente hasta que alcance el nivel de los países occidentales y el punto de equilibrio del mercado? Para los economistas liberales, sí. Para cualquier persona con un mínimo sentido común, no. Pero, como bien decía mi profesor de Economía Política “esto es ciencia económica, no sentido común”.

Como bien señala Reinert en su libro La globalización de la pobreza, una persona que fabrique ordenadores y otra que cultive arroz, jamás llegarán a poseer sueldos siquiera similares por mucho que los gurús liberales nos quieran hacer creer lo contrario. Madagascar no podría, ni en un millón de años, igualar las ganancias del señor Bill Gates, pues el trabajo de este tipo ha estado rodeado de un importante valor añadido llamado conocimiento o tecnología, mientras que el trabajo a realizar por Madagascar llevaría apenas valor añadido y la tecnología que en él hay presente –la semilla transgénica- sería conceptualizada y comercializada desde fuera del país, es decir, enriqueciendo a otro.

Por el bien del pueblo de Madagascar, esperamos que la revuelta organizada por Vía Campesina triunfe de un modo u otro y consiga cancelarse esas ventas de tierras a las empresas coreanas. Madagascar no ganaría nada con ello, pero sí evitaría perder aún más.

lunes, febrero 23, 2009

Imagining the Congo, de Kevin C. Dunn (II)

Cuando en 1960, el 30 de Junio, el Rey Balduino concede la independencia al Congo, tres discursos se enfrentarán entre sí. El discurso belga será internamente doble. Por un lado los socialistas verán la necesidad de independizar el Congo para conservar sus intereses en la zona, mientras que los conservadores creen que la inmadurez de los congoleños les hará caer en manos del comunismo internacional. Siempre presente estará la política del “Notre Congo”, que implica una condescendencia hacia los congoleños y un derecho de actuación en lo que se consideraban asuntos internos de lo belgas. Frente este discurso colonial, Lumumba, líder congoleño, ejercerá otro bien distinto entendiendo la soberanía no como un regalo del padre belga, sino como un derecho del pueblo congolés. Lumumba dispondrá de un discurso nacionalista que hablará de explotación belga de los congoleños. Este discurso nacionalista, aceptando las fronteras delimitadas por el colonialismo, se enfrentará a las interpretaciones más regionales de otros líderes congoleños como Tshombe y Kasavuvu.

La tercera visión del conflicto residirá en los EEUU. Los norteamericanos tendrán una triple visión con respecto al congo. Un doble paternalismo, hacia los mismos congoleños, a los que debe ayudar a salir del caos, y hacia las potencias coloniales, que necesitan ser ayudadas. Otra visión de EEUU en la zona será la dicotomía de la Guerra Fría, viendo en el conflicto elementos desestabilizadores del enfrentamiento intersistémico. Por último, y quizás a consecuencia de las otras dos visiones, EEUU percibe a Lumumba como el generador del caos. La demonización de la figura de Lumumba provocará que EEUU considere eliminarlo físicamente.

La muerte de Lumumba llevará a un periodo de lucha por el poder que contribuye a la visión del Congo como caos. Frente a ella se alza en 1965 la figura de Mobutu, militar apoyado por EEUU que se hará con el poder mediante un golpe militar. Mobutu supo aprovechar muy bien las imágenes que desde el exterior se tenían del Congo. Hizo ver a EEUU que la única solución posible para el Congo era él. Mobutu era igual a estabilidad, sin él sólo habría caos. Como EEUU no tenía más que la visión de que un Congo en caos propiciaría su entrada en el bloque soviétic, y eso a pesr que la URSS había utilizado a Lumumba sólo publicitariamente, sin llegarse nunca a plantear, según Dunn, una intervención. La URSS terminó por apoyar a este militar capaz de ver comprometida su voluntad si el dinero era el suficiente.

El discurso de Mobutu fue el primer discurso surgido de la tierra congoleña en introducirse en las redes discursivas occidentales. Esto fue posible por su disposición de medios, antes no conocida por congoleño alguno. Desde su púlpito, Mobutu inició la llamada campaña de “Autenticidad”, borrando toda reseña colonial de la región. Obligando a africanizar los nombres de sus propios ciudadanos, impidiendo los nombres en francés, él mismo se cambió de Joseph Mobutu a Mobutu Sesee Seco, renombrando el río y el país, al que se pasó a denominar Zaire. Esta política tuvo mucho éxito en la naciente ideología del tercermundismo, pues era vista como un barrido con la historia colonial. Sin embargo la política de “Autenticidad” se fue transformando poco a poco en una política de culto a la personalidad de Mobutu, en el mobutismo. Emergiendo como la figura responsable de todo el orden y estableciendo una privatización del Estado zaireño, Mobutu se hizo con el control del Estado. En los discursos encaminados a las potencias occidentales, Mobutu reforzó la imagen que de él tenían los EEUU. Asegurando la estabilidad de Zaire, EEUU le consideraba el mayor aliado en la zona.

La llegada de los 90 propiciará cambios importantes en la zona. El fin de la Guerra Fría hace que EEUU pierda su interés en la zona y provoca que, en el plano internacional, sean los DDHH y no los intereses nacionales de cada país, los encargados de juzgar a los regímenes. Con los acontecimientos del genocidio de Ruanda, EEUU volverá a mostrar a Mobutu como su aliado en la zona, reforzando sus lazos y regresando a la dicotomía Mobutu o el caos. Sin embargo, otra imagen dominará la región desde mediados de los 90. Es la imagen del cáncer. Cáncer que sufría Mobutu y por el que morirá en 1997, cáncer para el Zaire que era considerado Mobutu, que será derrocado por la rebelión de Kabila, y cáncer del mobutismo zaireño para el nuevo régimen de DDHH y desarrollo en la región.

La política de la región en los 90 dejará de moverse exclusivamente por motivaciones internacionales, y pasará a una regionalización de la misma. En ella, las relaciones del régimen de Mobutu con Uganda, Burundi, Ruanda, Sudán, Angola o Zimbabwe, determinarán los apoyos de uno y otro bando. Kabila logrará movilizar a las tropas del este con el apoyo de Ruanda y Uganda, haciéndose con el control del país en poco tiempo. El discurso que Kabila ofrecerá será el de un regreso a las políticas lumumbistas, la demonización de Mobutu y el restablecimiento de la identidad congoleña. Se recuperará la bandera premobutista y se renombrará al país como República Democrática del Congo. Sin embargo, un nuevo elemento del discurso terminará por hacer más complejo el conflicto. Mobutu, antes de caer, llevó a cabo unas reformas de pretendida democratización, adaptando formalmente su régimen a los requisitos de la comunidad internacional. Se creó un Parlamento del que salió una lucha regional en Kivu. Mobutu cometió el error de crear una lucha entre diferentes etnias, y eso provocó el levantamiento de fuerzas identitarias que él no controlaba. Kabila, haciéndose fuerte en estas relaciones de identidad logró el apoyo necesario para hacerse con el poder. Sin embargo, el propio Kabila llevó una política de régimen étnico, lo que provocó su salida y su asesinato por no beneficiar a aquellas etnias apoyadas por Uganda y Ruanda.

El discurso del Nuevo Barbarismo ha vuelto a tomar los acontecimientos del Congo, como siempre se ha hecho a lo largo de la historia, como paradigma de la política africana. Según esta explicación simplista, lo africano no es susceptible de ser democratizado, de ser modernizado y, por tanto, no merece la pena actuar para con ello.

miércoles, febrero 18, 2009

Imagining the Congo, de Kevin C. Dunn (I)

El libro de Kevin Dunn trata sobre las relaciones del Congo con los agentes exteriores según el discurso de la identidad, de hecho su subtítulo es toda una declaración de intenciones: The International Relations of Identity. Desde el principio, Dunn afirma que estudiar la identidad del Congo es estudiar las imágenes que de África se tienen en occidente. En él la imagen colonial recreó todos los mitos sobre África asentándolos como hechos irrefutables, lo cual explica su permanencia hasta estos días. La imagen del Corazón de las tinieblas de Conrad aún no ha desaparecido, creando un complejo bloque de imágenes las cuales primeramente las disfrutaban los colonizadores, más tarde se mostraron en las relaciones entre éstos y los colonizados y, por último, entre los mismos colonizados. En una obra de similar planteamiento al estudio del orientalismo que hace Edward Said, Dunn nos acerca a la historia de una región que, como tal, no existía hasta que los europeos la crearon y que al sufrir una colonización tardía, muestra de manera brutal las derivas del colonialismo y de las políticas posteriores respecto a África. Dunn estructura el libro en 4 grandes capítulos que solapan los 4 momentos más importantes de la historia congoleña, a saber: Colonización, Proceso de Independencia, Gobierno de Mobutu (Zaire) y caída de Mobutu y rebeliones desde el este del país.

El proceso tardío de colonización del Congo implicó la creación misma del espacio físico de la colonia. Antes de llegar los europeos, la región del Congo no mantenía ninguna estructura institucional común. Los europeos, en concreto Leopoldo II y Stanley, fueron los que crearon una identidad espacial, delimitada con fronteras, donde se homogeneizó a todas las poblaciones africanas que en él residían. La “ciudadanía” congoleña, por tanto creada por los belgas, fue concebida como incapaz de ser realizada o desarrollada por las poblaciones africanas. Al africano se le concibo como un ser más animal que humano, materialista y de él surgieron dos imágenes realmente importantes en la historia del Congo. Se le feminizó, es decir, se le adjudicaron los elementos que la identidad europea otorgaba a las mujeres, por tanto eran incapaces de salvarse a sí mismos, debían ser salvados. Por otra parte, eran conceptualizados como un “hijo” lo que establece a los europeos como “padres” que han de guiar a su hijo por el buen camino. Estas dos imágenes van a resultar muy importantes, y podemos rastrear su presencia a lo largo de todos los discursos occidentales, no sólo sobre el Congo, sino sobre toda África.

El Rey Leopoldo II consiguió, a su vez, la creación de una identidad nacional belga en el espejo de la identidad congoleña. Bélgica se concebía a sí misma como una nación poderosa capaz de mantener un imperio en pié. Así mismo, y en el plano más materialista, Leopoldo II vio en la posesión de colonias la manera más rápida de desarrollar la economía belga, sustrayendo materias primas que, como el caucho, tenían una nueva importancia creciente. La intervención colonial belga fue duramente criticada por la campaña del Movimiento para la Reforma del Congo iniciado en Gran Bretaña. Este movimiento demuestra que, a pesar de las feroces críticas que se hizo a Bélgica por sus métodos colonizadores, no se planteaba ninguna crítica a las concepciones sobre los africanos. Leopoldo II se hace con la colonia en un intento de liberar a los africanos del yugo esclavista árabe (imagen femenina). Civilizando a estas poblaciones, las situaciones de esclavitud ya no se volverían a producir. Este discurso belga chocó con las denuncias de dicho Movimiento que, en su campaña del “Caucho Rojo”, denunció la brutalidad de los métodos empleados. Detrás de estas críticas no se escondía más que el rechazo al establecimiento del monopolio comercial belga en la región pues, cuando en la Conferencia de Berlín Leopoldo II logra el apoyo para legitimar su presencia en la zona, lo hace con la particularidad de no ser una colonia estatal, sino una colonia propiedad del rey, asociada a la Asociación Libre del Congo y con la obligación de establecer unos mecanismos que aseguraran la creación de una zona de libre comercio. Cuando la campaña del “Caucho Rojo” estalla, no lo hace para criticar la necesidad de civilizar el Congo, sino para criticar que el libre comercio se encuentra limitado.

Guerra Fría


"Si el comunismo se rindió casi sin disparar un tiro fue porque a finales del siglo XX las T-Shirt habían pasado a ser unos instrumentos de competición internacional tan importantes como las cañoneras."

Fred Halliday
Las Relaciones Internacionales en un mundo en transformación

viernes, febrero 13, 2009

Kourouma en catalán

En el A la vora del foc, un buen blog de libros escrito por unos amigos, ha aparecido una reseña sobre uno de los grandes de la literatura africana, el costamarfileño Ahmadou Kourouma (1927-2003). Da la casualidad que Esperando el voto de las fieras, el libro reseñado, es el mismo que estoy leyendo yo en estos momentos. De manera que enlazo el buen comentario sobre literatura africana -merece la pena el esfuerzo de leerlo en catalán, pero para quien no tenga el ojo acostumbrado le recomendamos traducirlo por Internostrum- y me libero yo entonces de hacer un comentario literario sobre el libro. Gano así un poco de tiempo para pensar en cómo comentarlo en este blog cuando lo termine -que de seguir las obligaciones como las llevo, me parece que será para el año que viene.