Foto de Alfred Weidinger |
Pasa muy por encima de las hojas de los periódicos. Las redacciones de telediarios ni siquiera desean oír hablar de ellos. Los politólogos o expertos en la zona, junto con las ONGD, ponen el grito en el cielo. Pero da igual. Sea como sea, hacerse con los motivos de un Golpe de Estado es complicado. Son muchas las razones y, sobretodo, son muchos –tantos- los Golpe de Estado en África Subsahariana que se puede tender a analizar la repetición y obviar los efectos graves del Golpe de ahora. Podemos, incluso, asumir entre líneas que los Golpes de Estado son inevitables en la zona.
Y es cierto que la manera en cómo se ejerce el poder en África Subsahariana tiene, como en todos los lugares del planeta, una raíz histórica. Se reproducen los momentos autoritarios porque hubo momentos autoritarios en el pasado reciente. Y decir esto no es hablar de determinismo histórico, es comprender la política como un proceso que está vivo, pero que viene de un pasado determinado.
En Malí, sin embargo, parecía que no existía este pasado de romper con la democracia. Sin embargo la semana pasada comenzó un Golpe de Estado que aún está por acabar. En enero de 2012 tropas tuareg del Movimiento Nacional de Liberación Alzawad (MNLA) comenzaron una ofensiva al norte del país. La oportunidad de dicho despliegue la propició la llegada de arsenales y combatientes procedente de la Libia de Gadafi. El difunto líder libio se servía de combatientes nómadas frente a los rebeldes apoyados por la OTAN –bajo bandera de Naciones Unidas. Una vez finalizada la defensa de Gadafi, los líderes del MNLA pusieron sus ojos en la posibilidad de oponerse al ejército de Malí. Junto a ellos, otros actores que ya estaban en armas por la zona. Al-Qaeda del Magreb Islámico, la organización famosa por el secuestro de blancos –esos intocables- en la región, a los que se les añadió otra facción controlada sorprendentemente por el hombre fuerte del gobierno de Bamako en la negociación de los rescates, que se ha hecho con el control de una parte del ejército.
Frente a ellos, Amadou Toumani Touré, presidente maliense con fama de amable y bonachón. Su posición fue firme, a la vez que responsable. Ningún maliense tomará las armas contra otro maliense. Mientras que el ejército le exigía armas para combatir la rebelión tuareg, Toumani recurría a las organizaciones internacionales, la CEDEAO y la UA, para intentar negociar con los rebeldes. También intentó recurrir a la potencia colonial, Francia, que ve cómo se le caen diversos naipes africanos justo en mitad del proceso electoral. Pero las negociaciones no terminan de fructificar y mientras la rebelión tuareg, armada hasta los dientes, asedia y masacra a las tropas del mal armado ejército de Malí.
En este panorama una manifestación de soldados rasos por las calles de Bamako termina ocupando la televisión pública, derivando pocas horas después en el actual Golpe de Estado. Un Golpe sin organización, realizado por soldados sin formación que una vez que están en la silla presidencial no están teniendo la capacidad de organizar la resistencia a la rebelión. A pesar de las llamadas a altos oficiales del ejército por parte de los golpistas para que se les unan, lo cierto es que está habiendo una negativa entre gran parte de éstos. Como consecuencia el país se encuentra sin Administración central, con una rebelión de varias fuerzas en el norte del país y un enemigo más mortífero que está asomando, pero que está por venir.
Desde hace un par de meses se viene advirtiendo de que el Sahel sufrirá una hambruna durante este año similar a la del año pasado de Somalia. Las alarmas venían acompañadas de un llamamiento a la acción rápida de los países donantes y una coordinación con el gobierno de Bamako. Ahora que Malí está pendiente de los acontecimientos del Golpe militar, el país se puede encontrar con la falta de ayuda internacional para luchar contra la hambruna que viene.
La responsabilidad de los propios malienses sobre el Golpe de Estado, en especial en la figura de un presidente en parte confundido entre la ética de las responsabilidades –procurar armas suficientes para no masacrar a los soldados rasos mientras se intenta negociar- y la ética de las convicciones –evitar una Guerra Civil- no debe ocultarnos las responsabilidades de unos líderes europeos que ni siquiera han mencionado el Golpe de Estado. Ya correrán a hacerse la foto cuando haya que ofrecer ayuda alimentaria de emergencia. Europa y EEUU intervinieron en Libia para garantizar la defensa de sus intereses y bajo el paraguas humanitario del Consejo de Seguridad. La regionalización del conflicto de Libia se ha producido y las tropas de la OTAN que intervinieron sobrevolando Libia y permitiendo el flujo de armas hacia los rebeldes son directamente responsables de que hoy en Malí se viva el verano más asfixiante tras la primavera más caliente.
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